Todos hemos escuchado alguna vez la historia de una perrita llamada Laika enviada al espacio hace como unos 65 años. Siempre se ha contado su «viaje» (o casi siempre) como una anécdota más, y a la gente le gustaba, incluso pensaban que era una estrella. Pero… ¿qué hay detrás de toda esta historia? Si quereís saberlo, quedáos que os la voy a contar.
El 3 de noviembre de 1957 se lanzó la nave soviética Sputnik 2. Laika era una mestiza de Husky Siberiano y Samoyedo. En los años 50, los encargados de llevar a cabo los programas de dicha carrera espacial, se lanzaron a la calle en busca de perros vagabundos para ser utilizados en programas experimentales. Laika fue sometida a entrenamientos junto con otros dos perros más, y finalmente fue ella a la que eligieron para que fuese la tripulante de dicha nave.

Tras el lanzamiento de la Sputnik 2, Laika murió dos horas más tarde por sobrecalentamiento de la nave. Se dice que fue ocasionado por un fallo en el sustentador de la central R-7, que formaba parte del sintema térmico de la nave, al separarse de la carga útil.

Pero ahí no queda todo. La verdadera causa de la muerte de Laika no se revela hasta el 2002. Se dice que murió al sexto día por quedarse sin oxígeno. Este experimento quiso demostrar y demostró, que si es posible que un pasajero vivo sobreviva al ser puesto en órbita y soportar microgravedad. Tras este suceso de esta perrita, la URSS envió a 8 perros más al espacio de los cuales 6 ingresaron con vida en tierra.
En abril del 2008, las autoridades rusas expusieron un monumento donde la perrita Laika era la protagonista, que fue construido cerca del centro de investigación militar de Moscú.

Laika no solo se convirtió en un símbolo para la tecnología espacial, si no que su historia y su muerte hizo que el mundo tomase conciencia sobre la protección de los animales. Sobre todo en los que son utilizados en experimentos.
Historia aterradora y muy triste. Los animales no deben servir para experimentar. Hay otras muchas opciones para hacer todo tipo de experimentos. Que no sean siempre los mismos los que pagan para que la ciencia avance y el ser humano siga lucrándose a su costa. Los animales son seres sintientes que merecen respeto y tienen derecho a vivir. Debemos ser mas honestos y empáticos con ellos. Nos queda aún mucho por aprender. Que el maltrato animal no siga siendo, en algunos casos, el principal objetivo para hacer dinero.
Laika, tu historia conmovió al mundo, pero también hizo que luchemos por los derechos de los animales maltratados y abandonados como tú. Eres un símbolo de lucha constante. Se feliz allá donde estés.
